Estoy embarazada ¿es seguro tratarme con toxina botulínica?

Muchas mujeres se preguntan si se pueden someter a tratamientos de dermatología estética o continuar con los que ya estaban llevando a cabo, cuando están embarazadas, siendo uno de los más frecuentes y controvertidos el tratamiento de las arrugas con toxina botulínica, que además, se repite cada 4 o 6 meses.

Ya de entrada, debemos dejar claro que el tratamiento con toxina botulínica, independientemente de cual sea el fármaco, NO SE DEBE REALIZAR DURANTE EL EMBARAZO. Dicho esto, vamos a explicar el porqué.

Lo primero que pensamos cuando nos dicen que no se puede realizar un tratamiento durante el embarazo, en este caso con toxina botulínica y con fines estéticos, es pensar que son tóxicos para el bebé. Aunque no podemos asegurarlo a ciencia cierta ya que no se han realizado estudios amplios de seguridad y embarazo con toxinas sintéticas (y entenderéis que realizarlos no es una prioridad), la toxina botulínica parece no afectar al bebé durante la gestación. Se han descrito muchos casos de tratamientos durante el embarazo en mujeres que no sabían que estaban embarazadas sin problemas detectables. Incluso existe una enfermedad llamada botulismo, en la que se producen dosis extremadamente altas de toxina, tantas, que ponen en peligro la vida de la mujer, sin que afecte en absoluto al bebé. ¿Por qué sucede esto? Realmente es muy lógico ya que las moléculas de la toxina botulínica son muy grandes y el «filtro» que separa la sangre del bebé de la de la madre (la placenta) impide por completo el paso de las mismas. Por lo tanto, si has realizado algún tratamiento de este tipo (tanto estético como médico) sin saber si estabas embarazada, tranquila, es casi seguro que a tu bebé no le va a pasar nada.

Dicho esto, muchas os preguntaréis entonces ¿por qué no recomendamos realizar este tipo de tratamientos durante el embarazo? A parte de que realmente los resultados de los que disponemos son de casos aislados y no hay suficientes estudios con un número significativo de mujeres que nos permita asegurar al cien por cien que es completamente seguro, el tratamiento con estas sustancias no está exento de complicaciones propias de la técnica que podrían suceder y que no es deseable padecer en estas circunstancias. Las más frecuentes son infección de la zona en la que se inyecta por bacterias, virus u hongos, reacción alérgica o hinchazón prolongada. Estos efectos secundarios pueden requerir tratamientos orales, que SÍ SABEMOS QUE AFECTAN AL BEBÉ.

Una vez explicado esto, creo que es evidente que aunque el riesgo pueda ser bajo, no merece la pena exponerse a ningún peligro innecesario durante este periodo. Nueve meses pasan muy rápido, y ya habrá tiempo después para realizar los tratamientos estéticos deseados, que además no implican suspender la lactancia materna para realizarlos, aunque esto ya es un tema para tratar en otro artículo.

Por último, me gustaría comentar que la toxina botulínica, también se usa para resolver o mitigar problemas médicos como migrañas, acalasia o problemas neurológicos como parálisis. Si eres una mujer, quieres quedarte embarazada y estás siendo tratada, habla con el médico que lleva a cabo el tratamiento, la recomendación más habitual será suspender el mismo durante el embarazo, pero en casos particulares, y valorando el riesgo frente al beneficio, pueden recomendarte mantenerlo. Por lo general, debemos confiar en el consejo de los profesionales que nos atienden.