¿Qué son la cuperosis y las arañas vasculares?

Con el paso de los años, vemos aparecer en nuestra piel pequeñas marcas rojas, algunas más concretas como los puntos rubí y otras lineales y diseminadas, como pequeños arboles de venitas que van colonizando la superficie de la cara. Estas lesiones suelen verse como vasos muy finos, aparecen normalmente a los lados de la nariz y los pómulos. Cuando los vasos aparecen ailsados se puede utilizar el término de araña vascular, mientras que cuando los vasos son más dispersos hablamos de cuperosis, en muchas ocasiones relacionándose con la rosácea. Cuando estas arañas vasculares se vuelven numerosas y empiezan a cubrir todo el área de la nariz y las mejillas, lo llamamos cuperosis.

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No es poco habitual ver en nuestro entorno gente con cuperosis, es muy frecuente y en principio, no hay razón para alarmarse. La frecuencia varía mucho según el tipo de piel, apareciendo más a menudo y más abundantemente en personas con piel clara. Se calcula que un 30% de la población con fototipos I y II padece estas singularidades, que por el contrario se muestran de forma más ocasional en personas con piel más oscura.

Lo que produce estas anomalias es el mecanismo de dilatación de los vasos ante distintos estímulos como los cambios de temperatura, la vergüenza u otros desencadenantes. Este enrojecimiento que al principio es temporal, se va haciendo progresivamente permanente, a medida que lo vasos pierden la capacidad de contraerse y se dilatan.

El sol, especialmente el daño solar acumulado en la piel, empeora el proceso, al volver la piel más fina y producir mayor transparencia de los vasos sanguíneos. Otros factores que lo empeoran son el alcohol, las comidas calientes o picantes, las fuentes de calor o frío, la irritación constante de la piel o en algunos casos, un ácaro que vive en la piel, llamado demodex.

El diagnóstico es muy sencillo y lo lleva a cabo directamente el dermatólogo, sin necesidad de ninguna prueba complementaria, mediante la visualización de la lesión y la comprobación con dermatoscopia.

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Tratamiento

  • Cuidados: es fundamental realizar un correcto cuidado de la piel, fijándonos en llevar a cabo la limpieza y tratamiento de nuestra piel en la rutina diaria con delicadeza, para evitar empeorar el enrojecimiento.
  • Tratamientos en crema: En muchos casos la rojez se minimiza al seleccionar una pauta de tratamiento en cremas adecuadas de uso diario, hasta el punto de no requerir otros tratamientos. Existe una sustancia, la brimonidina, que contrae esos vasitos durante unas horas mejorando la apariencia estética en caso de necesidades puntuales, pero no es un tratamiento definitivo. En ocasiones, aplicar un tratamiento que disminuya la colonización de la piel por el demodex, puede mejorar ligeramente el enrojecimiento.
  • Luz pulsada intensa (IPL): se considera el mejor tratamiento definitivo para la cuperosis. El tratamiento consiste en la realización de entre 3 y 6 sesiones de luz pulsada intensa para tratar la cuperosis y 1 o 2 sesiones para eliminar arañas vasculares, directamente sobre la zona afectada. La luz destruye directamente el vaso sin dañar la piel. Se recomienda realizar el tratamiento sin ningún tipo de anestesia, por lo que el prodecimiento puede resultar ligeramente molesto mientras se lleva a cabo, pero siempre bien tolerado. La recuperación es rápida, pudiendo existir enrojecimiento y la aparición de unos puntitos negros sobre la piel durante los primeros días. En ocasiones excepcionales también pueden aparecer pequeños puntitos morados secundarios a la salida de la sangre del vaso que desaparecen en unas semanas.

Tras los tratamiento es fundamental evitar en lo posible todos los desencadenantes, ya que pueden producir la reaparición de los vasos sanguíneos.