Fibromas péndulos, los colgajillos de la piel
Una visita frecuente, por la que suelen acudir los pacientes al dermatólogo es debida a esos colgajillos de piel que tan a menudo aparecen en el cuello, axilas, ingle o bajo los pechos. Son los llamados fibromas o acrocordones.
Son lesiones que se producen por una cuestión hereditaria (casi siempre hay algún padre o familiar cercano que las tiene en mayor o menor número), suelen aparecer entre los 30 y los 40 años e ir aumentando progresivamente. Es muy habitual que los pacientes acudan a consulta quejándose porque tienen verrugas, pero estas lesiones no tienen nada que ver con las verrugas víricas, ni se contagian, como muchas personas piensan. Tampoco es por culpa de las cadenas, aunque sí que es cierto que aparecen típicamente en zona de roce (pliegues) por lo que la fricción frecuente de la zona con la cadena puede producir que aparezcan en mayor número o más rápido, es por ello que aunque dejemos de llevar cadenas, siempre vuelven, o mejor dicho, aparecen nuevas, ya que esa tendencia continúa a lo largo de toda la vida, aunque las eliminemos todas en una sesión. Pueden aparecer de forma concomitante con pequeñas queratosis seborreicas en tronco. Esto sucede de forma más frecuente en mujeres, tras cambios hormonales importantes, como durante el embarazo.
Hay que recordar que son lesiones completamente benignas, aunque algunos pacientes refieren molestia por el roce con la ropa o daño estético. En ocasiones pueden retorcerse, produciendo una inflamación muy aparatosa y pueden cambiar de color a morado o negro, un cambio que alarma mucho al paciente.
Para eliminarlo, disponemos de varias técnicas terapéuticas; en los casos de menor tamaño suelen eliminarse con material quirúrgico pero sin necesidad de anestesiar o de quemar, ya que el sangrado y la molestia es mínima. Para los más grandes, es necesario anestesiar y quemar la lesión con aparatología más sofisticada, el sangrado y la molestia es igualmente mínima. La cicatrización suele ser óptima, aunque siempre recomendamos acudir cuando la lesión es pequeña, antes de que crezca, ya que facilita el trabajo y el resultado estético final es más fácil que sea mejor.