Acné
Cuidado dermatológico para controlar el acné que requiere atención médica
El acné es una enfermedad de la piel muy común que afecta a muchas personas en todo el mundo. Se caracteriza por la inflamación de las glándulas sebáceas y la aparición de espinillas y granos, los cuales pueden aparecer no solo en la cara, sino también en otras áreas importantes como la espalda o el pecho. Es importante destacar que el acné puede afectar tanto a jóvenes como a adultos, independientemente de si son hombres o mujeres, aunque es cierto que la frecuencia de aparición varía según la edad y el género. Por ejemplo, las mujeres jóvenes tienen más probabilidades de sufrir acné que los hombres jóvenes.
La presencia de acné puede afectar la autoestima y la imagen de uno mismo, lo que puede llevar a problemas emocionales. Además, el acné puede dejar cicatrices permanentes en la piel que pueden ser difíciles de eliminar, perpetuando este impacto emocional negativo.
Un tratamiento adecuado y unos buenos hábitos evitan las rutinas cosméticas complejas y ofrecen buenos resultados
Aunque no se conoce la causa exacta del acné, se sabe que existen varios factores que pueden contribuir a su aparición. Entre ellos se encuentran los factores hereditarios, que hacen que una persona sea más propensa a padecer acné si tiene familiares de primer grado que hayan sufrido de acné severo. También hay factores externos, como la colonización de ciertas bacterias en la piel, el uso de productos grasos, el estrés y algunos medicamentos, que pueden contribuir al desarrollo del acné.
Además, los factores hormonales también pueden influir en la aparición del acné. Un aumento en los niveles de andrógenos o una mayor sensibilidad a ellos puede producir brotes de acné. Por esta razón, el acné es más común en la adolescencia, en las mujeres con alteraciones hormonales o ante cambios menstruales.
Existen diversos tipos de acné según su origen y gravedad. El más común es el acné vulgaris, pero también existen formas muy agresivas como el acné fulminante, el acné quístico que da lugar a quistes dolorosos y persistentes, el acné rosácea con enrojecimiento e inflamación, el acné neonatal, el acné conglobata que se presenta como una forma grave de abcesos que deja cicatrices, y el acné mecánico causado por la fricción o presión sobre la piel. Cada uno de estos tipos de acné tiene distintas manifestaciones y posibilidades de tratamiento que deben ser valoradas con el dermatólogo.
Es importante tener en cuenta que el acné puede tener un impacto emocional significativo en las personas que lo padecen. A menudo, la presencia de acné puede afectar la autoestima y la imagen de uno mismo, lo que puede llevar a problemas emocionales. Además, el acné puede dejar cicatrices permanentes en la piel, lo que puede ser difícil de eliminar y puede perpetuar el impacto emocional negativo.
Por suerte, hoy en día existe una amplia gama de tratamientos disponibles para combatir el acné. Desde las formas más leves hasta las más graves, hay diversos tratamientos que pueden ayudar a reducir la inflamación y mejorar la apariencia de la piel. Además, es importante establecer hábitos adecuados para el cuidado de la piel, como la limpieza regular y el uso de productos adecuados, para evitar la aparición del acné y mejorar la salud de la piel en general.
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