Callo solar ¿que quiere decir? ¿tiene sentido?
Recientemente, muchos de mis pacientes han comenzado a preguntar sobre un término que está ganando popularidad en Internet: el callo solar. Al parecer, varios influencers y autoproclamados gurús de la salud han empezado a promover este concepto, refiriéndose a la exposición solar prolongada durante todo el año como una forma de protección progresiva que, supuestamente, permite que nuestra piel se adapte mejor a la radiación ultravioleta de cara a afrontar momentos de exposición en índices UV más altos.
Este término plantea una dualidad interesante: por un lado, la necesidad de exponerse al sol para fomentar la síntesis de vitamina D, y por otro, la recomendación de evitar la exposición solar para prevenir problemas relacionados con la sobreexposición, como el melanoma en los casos más graves.
Es importante aclarar que el término callo solar no tiene ninguna base científica. Si bien es cierto que el sol en su justa medida mejora diversas patologías de la piel y que la misma se adapta a su entorno hasta cierto punto, bronceándose como respuesta a la agresión solar, este bronceado no debe considerarse una forma de protección. La sobreexposición al sol y el bronceado es siempre perjudicial, ya que puede provocar daño solar acumulativo y no contribuye a la formación de ninguna capa protectora o resistencia. De hecho, puede llevar a lesiones malignas o premalignas y a otros tipos de daño asociado, y en algunos casos, ni siquiera se observa un beneficio significativo en los niveles de vitamina D en las personas expuestas.
La necesidad de exponerse al sol de cara a sintetizar vitamina D depende de múltiples factores, la pigmentación de nuestra piel, la latitud en la que nos encontremos, nuestra vestimenta y las partes de nuestro cuerpo expuestas u otros factores como la cantidad de radiación que recibimos (hora del día, contaminación, nubes, etc.) Una exposición solar moderada, especialmente durante las primeras horas de la mañana o las últimas de la tarde, puede ser efectiva y segura para la síntesis de vitamina D sin exponer la piel a daños graves. Incluir en la dieta alimentos ricos en vitamina D, como el pescado graso, los huevos y los productos fortificados, contribuye significativamente a alcanzar los niveles adecuados. También se puede considerar la suplementación bajo supervisión médica si la baja exposición solar y la dieta no son suficientes.
No existe el callo solar y la piel no se adapta a la radiación ultravioleta de manera saludable con la exposición progresiva. La forma adecuada de enfrentarse al sol es protegerse de manera efectiva. Esto se puede lograr mejor con medios físicos como la ropa adecuada, sombrillas y sombreros, y complementándolo con el uso de protectores solares, ya sean físicos o químicos con un índice de protección alto.